Fenecer, Tiempo, Vida…

¿Para qué?

Preguntarse es comparable a un pestañeo, diría la respuesta acertada. Pedimos un aplauso constante, cuando lo maravilloso acontece de otra forma. Es la contradicción quien mejor expresa el cambio, la madurez del camino.

La vida tiene muchos nombres, colores que cincelan artistas a través de sus óleos. Es la eterna fuente que transfiere deseo, la epopeya que vela su no conquista. La sed del marinero impide caminar sobre sus aguas. Meditar sobre la vida enciende el corazón de los pasos. Se encuentra lo que no se busca si ésta se lo quiere revelar.

El tiempo es la oportunidad de ser más allá. La herencia transcendental que determinará tu existencia. No eres lo que vales, ni lo que puedas llegar a poseer. Así lo cuentan otros tiempos. Cielo y tierra ofrecen la brújula de su horizonte. ¿Es menester perderlo para encontrarlo?

Fenecer es el final del camino, narraría la etapa en su no conquista. Quizás la muerte es sueño al contemplar su desnudez, la inocencia perdida del tránsito. ¿Quién detendría el tiempo, quién hablaría sobre la vida? No es cuestión de opuestos, ni de máscaras al comprender un pedazo de tu existencia.

¿Para qué si ya conoces las respuestas?

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