El aprendizaje es la levadura de nuestra historia
Nacemos como un libro en blanco donde la biología, la cultura y las herencias familiares van influyendo en nuestra historia. Un pensador español, Ramón de Campoamor, escribiría en uno de sus poemas: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Al final todo parece quedar sujeto, en estos tiempos, a la interpretación vulgar de quien ostenta el poder.
Cuando los años acentúan tu carácter, y duelen las heridas del tiempo, surge una metamorfosis. Ya nada es indiferente. Comienzas a comprender la disparidad entre amor y relación con los demás. Se suceden las despedidas y los nuevos encuentros. Dejas de ser elegido porque sabes lo que no quieres en tu vida. Asimilas que ya nada es blanco o negro, existen millones de matices. No te convence cualquier noticia, te aburren las mentiras. El otoño deja de ser la estación que conduce al frío invierno.
Siempre aparece un sonido, en ninguna parte, que te conecta con tu infancia, ese tiempo donde todo era posible. No existía el futuro más allá del puro presente, nada parecía importante salvo el sonrojo del primer amor. Sientes el pálpito del recuerdo cuando un niño te llama abuelo. Has envejecido, pero no tus aromas, las sonrisas siguen haciendo su trabajo. Es el momento de darte cuenta, ¿en quién te has convertido? Tal vez no seas el príncipe que soñaban tus cuentos. Las manos delatan el sudor de tu frente. Miras al cielo y preguntas cuándo serás parte de las nubes…
¿Qué has aprendido?
Juan José González-Albo
