No te olvides de vivir.
El amor duele si no dejamos que ocurra el milagro. Es la historia de siempre, el dilema entre dejarse llevar por los latidos más profundos o el miedo instalado en la razón. No existe un manual específico para ti, ya sabes que debes rendirte o claudicarás en la amargura más profunda.
Es cierto, dejarse querer no supone el indulto del aprendizaje. El camino es amplio y la combinación de emociones, expectativas y retos no siempre coinciden con la inercia del viaje. El mayor regalo es amarte sabiendo de los invitados que siempre celebrarán tu cumpleaños. Apelamos al destino esperando que ocurra lo extraordinario, pero realmente depende de ti para que suceda.
No dejes de crear ante la oportunidad de un nuevo día. Siempre sale el sol tras la noche más oscura. Es la belleza de lo inesperado, el beso de una mirada que rinde el corazón más travieso. –No importa que te escondas, al final estarás donde nunca imaginé, -diría cualquier aprendiz de carpintero. La madera es otra cosa.
No olvides encender la luz cuando despiertes.
Juan José González-Albo