¿Por qué maltratas?

Prometías felicidad y solo provocas dolor.

Los desajustes son habituales en las relaciones sentimentales, es evidente que no siempre se puede estar de acuerdo. El problema surge cuando se recurre a diferentes clases de violencia para imponer una ley. Si no se duda en someter, porque yo necesito que me quieran así, como si fuera la pareja una cuestión de reyes y vasallos, estás en una posición de maltrato.

El respeto es el escenario ideal del encuentro. El tiempo del conocimiento no puede ser desplazado por el disfraz de la seducción. Si la intuición te avisa no deseches su propuesta. El mayor error es pensar que este será el último tren. Cerrar los ojos ocasiona despertar en una realidad compleja, donde nada es como imaginabas. La proyección del matrimonio ideal es una utopía realizable en muy pocos casos.

La expectativa suele ser causa de enfrentamiento. La construcción mental dibuja constantemente escenarios idílicos, donde solo hay un protagonista, tú. La persona que tienes al lado no es culpable de tus sueños o delirios de grandeza. Cada persona debe trabajar su realización personal a través del aprendizaje conjunto e individual.

Existe un amplio abanico de estrategias de manipulación para justificar las acciones desagradables. Si la otra persona no tiene amor dentro de ella, no esperes que lo tenga contigo. Sus juicios de valor estarán condicionados por su limitación personal. Termina el cuento si la clave de tu historia es un drama constante.

¡Esperar que cambie aumentará la densidad del dolor!

 

 

Juan José González-Albo

 

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