¿Vives amor condicional o incondicional?

Existen numerosas clases de amor.

Los laberintos son habituales cuando procesamos una posible relación. Cómo hacerse las preguntas correctas suele proyectar un dilema razonable. El poder de los interrogantes es incuestionable, aunque las respuestas definen la realidad. Es fundamental saber qué quiero en mi vida y el equipaje necesario para el camino. No todas las personas, por fantásticas que sean, son compatibles. Escribes una historia donde eres el máximo/a responsable.

La imaginación realiza infinidad de propuestas, nos invita a una fiesta constante donde nada es indiferente. El posicionamiento es fundamental para no idealizar nuestros deseos sin fundamento. Es evidente la necesidad de soñar, sentir, experimentar, la posesión desenfocada es la gran amenaza. Es ahí donde comienza nuestro condicionamiento. Exigimos seguridad, fidelidad, economía, seriedad, formación… un sin fin de compromisos para “amar con libertad”. Pocas veces nos ofrecemos de manera incondicional. Solemos sentenciar el fracaso antes de ofrecernos el perdón.

Caminar acompañado implica vivir más allá de tu sombra. Se objetivan los pasos al negociar el camino. Tu percepción se complementa con un grado de conciencia diferente. La soledad sin presencia limita tu transcendencia, la huella de un «tú» transforma el aprendizaje en conocimiento.

No has nacido para sostener una infinidad material, deja de buscar en lo efímero y encuentra más allá de las palabras.

 

Juan José González-Albo

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